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10 cosas que no sabías del Día de Muertos en México: un viaje por la tradición, el color y la memoria

  • 20 oct
  • 5 Min. de lectura

En México, la muerte no es el final, sino una etapa más del camino. Cada año, entre el 31 de octubre y el 2 de noviembre, el país se llena de color, flores, velas y sabores para dar la bienvenida a quienes regresan del más allá. El Día de Muertos no es solo una fiesta: es una experiencia cultural, espiritual y emocional que nos recuerda lo más importante de la vida: amar, recordar y celebrar.


Esta tradición, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, combina las creencias prehispánicas con la fe católica, dando lugar a una celebración única en el mundo.Y aunque creas conocerla, hay muchos detalles fascinantes que quizás no sabías…



Noche de muertos en Michoacán
Noche de muertos en Michoacán

Aquí te compartimos 10 cosas fascinantes que hacen del Día de Muertos una celebración única en el mundo.


1. El Día de Muertos tiene raíces de más de 3,000 años


Antes de la llegada de los españoles, los pueblos originarios ya honraban a sus muertos. Las culturas mexica, purépecha, totonaca y maya realizaban rituales dedicados a Mictlantecuhtli, el dios del inframundo, ofreciendo comida, flores y objetos personales. La fusión con la religión católica durante la colonia dio origen a las fechas actuales (1 y 2 de noviembre), coincidiendo con el Día de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos.


2. No se trata de una fiesta triste


Aunque se recuerda a los que ya partieron, el Día de Muertos es una celebración llena de vida, música y alegría.En lugar de llorar, las familias mexicanas celebran la memoria: se cantan las canciones favoritas del difunto, se colocan sus platillos preferidos y se comparte la historia de su vida con orgullo. Es una forma de transformar la ausencia en presencia, de mantener viva la conexión con los que amamos.


3. El cempasúchil: la flor que ilumina el camino de las almas


La flor de cempasúchil, también conocida como “flor de los veinte pétalos”, tiene un simbolismo profundo. Su color naranja representa el sol y la eternidad, y su aroma es una guía para que las almas encuentren el camino de regreso al hogar. En los pueblos, es común ver tapetes de pétalos desde la puerta hasta el altar, formando caminos de luz que simbolizan el reencuentro entre dos mundos.


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4. El altar: un puente entre los vivos y los muertos


El altar de muertos (u ofrenda) es el corazón de esta celebración. Cada nivel, objeto y color tiene un significado:


  • Las velas representan esperanza y fe.

  • El agua, la pureza y la sed del alma al llegar.

  • La sal purifica el espíritu.

  • El pan de muerto simboliza la generosidad y el ciclo de la vida.

  • Las fotos son la conexión directa con el recuerdo.


Los altares pueden tener dos niveles (cielo y tierra), tres (cielo, tierra e inframundo) o hasta siete, según la tradición familiar o regional. Cada uno es una obra de arte espiritual, única y personal.


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5. El pan de muerto: más que un postre, una ofrenda simbólica


El pan de muerto no es solo un dulce típico, es una representación visual de la muerte y la vida. Las figuras redondeadas simbolizan el ciclo eterno; las “lágrimas” o “huesitos” representan los restos del difunto; y el toque de azúcar o ajonjolí simboliza la dulzura de la vida. En algunos estados se prepara con anís, en otros se rellena de nata o chocolate. Cada región tiene su versión… y todas comparten el mismo significado: la vida continúa, aunque de otra forma.


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6. Las mariposas monarca: mensajeras del más allá


Cada año, durante estas fechas, millones de mariposas monarca llegan a los bosques de Michoacán y del Estado de México, después de recorrer miles de kilómetros desde Canadá y Estados Unidos. Para los pueblos purépechas, estas mariposas son las almas de sus antepasados que regresan a visitar a sus seres queridos. Si alguna vez has estado en el Santuario de Sierra Chincua o el Rosario en Michoacán, sabrás que verlas volar entre los árboles es una experiencia espiritual indescriptible.


7. La música y el color llenan los panteones


Lejos de ser silenciosos, los cementerios mexicanos se transforman en escenarios vivos. Las familias decoran las tumbas, colocan velas, flores, fotos y platillos. Se escuchan mariachis, tríos o bandas locales. Algunos incluso pasan la noche entera conviviendo entre recuerdos y canciones. El ambiente es de respeto, pero también de alegría y agradecimiento por haber compartido la vida con quienes partieron.


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8. Las calaveras: un símbolo de humor y reflexión


Las calaveras mexicanas, tanto las de azúcar como las literarias, nos enseñan a reírnos de la muerte. Las calaveritas literarias surgieron en el siglo XIX como versos humorísticos para burlarse de personajes públicos, mostrando que la muerte nos iguala a todos. Por eso, en lugar de temerla, la celebramos con ironía, ingenio y amor a la vida.


9. La comida es una ofrenda de amor y memoria


El Día de Muertos también es una experiencia gastronómica. En las ofrendas se colocan los platillos preferidos del difunto, porque se cree que su espíritu se alimenta del aroma y la esencia. Mole, tamales, atole, tequila, frutas, dulces de calabaza o camote… cada altar huele distinto, según la historia de cada familia. En Oaxaca, por ejemplo, el mole negro es protagonista; en Michoacán, los tamales corundas acompañan las velas; y en Yucatán, se prepara el mucbipollo, una especie de tamal horneado bajo tierra.


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10. Es una celebración que une a todo México


Aunque la esencia es la misma, cada estado celebra de forma diferente.En Pátzcuaro y Janitzio (Michoacán), las familias navegan al panteón en barcas iluminadas por velas, creando un espectáculo inolvidable. En Oaxaca, las calles se llenan de desfiles, altares y catrinas.En Mixquic (CDMX), las tumbas se cubren de velas y flores, y se realizan recorridos nocturnos. En Morelia, los arcos de cempasúchil decoran los portales coloniales, llenando la ciudad de aroma y luz. Cada región tiene su estilo, pero todas comparten el mismo mensaje: el amor no muere.


Porque viajar por México también es una forma de honrar nuestras raíces.
Porque viajar por México también es una forma de honrar nuestras raíces.

El Día de Muertos nos enseña que el amor no termina con la muerte, solo se transforma. Cada altar es una historia, cada flor un recuerdo, y cada viaje una oportunidad para reconectar con lo que somos.


Así que este año, vive el Día de Muertos de una forma diferente:viaja, descubre, celebra y deja que México te cuente sus historias a través del color, el sabor y la memoria.

 
 
 

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